La mesita estaba teñida en un tono oscuro, sobre el que llevaba una pátina con óleo blanco y los tiradores pintados en negro. Lo primero que se hizo fue encolar la estructura, a continuación el proceso de limpieza, decaparla y neutralizar el decapante, y después un par de manos de tapaporos, puliendo entre mano y mano con lana de acero fina.
Los cajones y el cuadrante del sobre de la mesita se pintaron con una
pintura acrílica de color claro, que se protegió con un par de manos de barniz. El interior de los cajones se forró con
papel en tonos fucsias. Los tiradores se decaparon y se limpiaron con oxino, después se les aplicó un barniz especial para metales para evitar que perdiesen brillo. Para terminar una buena dosis de cera a todo el mueble y pulirlo.
Detalle interior cajón
La mesita terminada
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