Una escalera es un elemento esencial dentro de nuestros hogares pero es una pieza que en muchas ocasiones no sabemos donde guardar por falta de espacio o porque con el paso del tiempo la vamos descuidando y se va llenando de restos de pinturas o sufriendo daños y es preferible mantenerla donde no llame demasiado la atención, La idea que os traemos hoy, es integrarla dentro de la decoración de nuestros hogares, tenerla en un lugar donde nos sea siempre útil pero sin que sea necesario esconderla. Merece la pena, sobre todo si se trata de una pieza con tanta solera como ésta, que tiene ya más de 50 años.
Lo primero desarmarla y efectuar una buena limpieza, nos ayudamos de un decapante químico.
Sustituimos el escalón más ancho por uno nuevo y empezamos a pintar.
Los escalones los pintamos en un tono tapioca y la estructura en un malva clarito, dos colores muy shabby, que nos cautivan.
Con unos trozos de polipiel rosa cortamos una tira para forrar el contorno del peldaño grande .
Dibujamos y recortamos unas flores en la misma polipiel que rematamos con una perlita adhesiva y las colocamos en las bisagras con pegamento de contacto.
El resultado una escalera que podemos exhibir y que siempre tendremos al alcance de la mano.
Por la sencillez y facilidad del proceso nos parece una entrada muy apropiada para participar en el "Finde frugal " de Marcela del blog "Colorin colorado", que cada fin de semana se convierte en una fiesta de buenas ideas.