La carcoma y el paso del tiempo habían dañado este reloj de pared, pero después de un tratamiento contra xilòfagos y unas manos de pintura ha quedado totalmente recuperado.
Decapamos para que el tratamiento anticarcoma penetrase más en la madera, ya que estaba bastante dañado.
Inyectamos el producto agujero por agujero y después empapamos bien toda la pieza con una brocha. Lo envolvimos en plástico tratando de que quedase lo más hermético posible.
Acabado el tratamiento, tapamos todos las perforaciones con pasta para madera.
Lijamos bien para alisar y empezamos a pintar. Aplicamos tres manos de pintura a la tiza en color beige y un acabado con una pátina de cera blanca.
El interior lo enceramos y lo conservamos en madera.
Un reloj clásico completamente actualizado con la pintura pero sin perder su aire vintage.